Viaje al centro del ecosistema mexicano
Este es un post invitado de Nomara Parra, Tatiana Pérez Petrone y Alejandra Barroeta.
Para entender qué sucede en México cuando se habla de “emprendimiento” es necesario conocer no solo la definición de quiénes son emprendedores, ya que per se se aprendería solamente una cara de la arista que debe ser visualizada, en si lo ideal sería informarse sobre qué es el Ecosistema Emprendedor y cuáles son los actores que lo conforman.
Esto sucede porque el emprendedor es parte de un sistema, como lo es una hoja al árbol, o un árbol a un bosque. El escaparate se llena por quienes trabajan para contar la historia, quienes inician nuevos caminos y quienes viven el día a día ofertando bienes y servicios, precisamente, las empresas.
Pero atrás de ese escaparate, atrás de ese emprendedor, existen más de un individuo -o institución- que lo ayudó en su camino para que pudiera concretar su idea de negocios. A todas esas personas, o partes de un todo, se les conoce como actores del Ecosistema Emprendedor; aquí se involucran incubadoras, aceleradoras, inversionistas e incluso universidades o el gobierno con el mismo objetivo de aportar valor dependiendo de su rol y experiencia, lo cual enriquece el resultado final y beneficia a todos los involucrados. Más de un término ya forma parte del dominio público sin embargo sus actividades van en función del vínculo con otros actores.
De acuerdo a la Ponencia IMEF del 2013 “Un México de emprendedores”, los emprendimientos de alto impacto no se dan de manera aislada, ni son obra de la casualidad. Para que la actividad económica de un país o una ciudad se vea positiva y significativamente impactada por un número importante de nuevos emprendimientos, se requiere de la generación de un ecosistema de emprendimiento.
Incubadoras
Cuando el emprendedor busca consolidar su modelo de negocios a través de validaciones comerciales y financieras que soporten la existencia de un mercado interesado en su oferta de valor, las incubadoras figuran como organismos especializados, para que una vez revisada la idea, pueda ser parte de la economía formal.
En este sentido, las incubadoras de alto impacto son un elemento fundamental que cumplen principalmente dos objetivos:
- Promover la creación de negocios con bases institucionales
- Contribuir al desarrollo de nuevos productos y servicios que atiendan las necesidades y problemáticas sociales de la región.
En el Distrito Federal, sólo existen siete incubadoras de alto impacto reconocidas por el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM): Angel Ventures México, Wayra, Venture Institute, Jardín de Innovación, InnovaUnam, Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe, Startup México. Todas las incubadoras cuentan con diferentes programas de incubación y depende completamente del emprendedor decidir cuál incubadora le genera un mayor valor agregado de acuerdo a sus propios intereses y visión de su empresa.
Aceleradoras
Para empresas consolidadas -y con un mayor grado de avance- se encuentran las aceleradoras. Los programas de aceleradoras fueron creados en un inicio para apoyar a las empresas gacela. De acuerdo a la Secretaria de Economía, las empresas gacela son aquellas que presentan tasas de crecimiento superiores a las del promedio del sector al que pertenecen, y en consecuencia son también las que más contribuyen al desarrollo de la economía. Algunas aceleradoras reconocidas por el INADEM, son: PwC México, Endeavor, New Ventures, NETBA, Victoria 147, aunque existen muchas otras cada una con su particular metodología de aceleración y enfocadas a diferentes industrias.
Gobierno
A través del INADEM, podemos destacar el rol del Gobierno. A través del Instituto, órgano descentralizado de la Secretaría de Economía, se impulsa al ecosistema mediante diversas tácticas. Independiente a los recursos, el INADEM también impulsa al ecosistema en gran medida a través de su poder de convocatoria mediante la Red de Apoyo al Emprendedor, la cual se define como una estrategia de articulación y vinculación de las políticas y programas de apoyo para Emprendedores y MiPyMES de las diferentes instancias de Gobierno y del sector privado. ¡Sin precedentes! Significa que la comunicación entre los actores será consistente y las actividades estarán alineadas hacia caminos similares, en lugar de tener esfuerzos aislados cuyos resultados no integren beneficios comunes.
El mensaje es claro, no se espera que el Gobierno sea el principal motivador, sino un facilitador de los recursos que ya existen y antes habían sido distribuidos mediante el Fondo PyMe, pero ahora con una estrategia claramente definida que involucra a los demás actores y los convoca a trabajar en conjunto.
Fondos
Si la empresa ya validó su modelo de negocios y está buscando levantar capital para pasar a la siguiente etapa, se le recomienda acercarse a un Fondo de Capital Privado. México es uno de los principales países en América Latina donde se están formando nuevos fondos, aseguró la Asociación Latinoamericana de Capital Privado y Capital Emprendedor (LAVCA, por sus siglas en inglés). Algunos de los Fondos que están operando y realizando inversiones en México son: LIV Capital, Alta Growth, Ventures Capital, AVM I, IGNIA, Adobe, etcétera. La diferencia entre estos recae en la inversión promedio por empresa, industrias en las que invierte y su tesis de inversión. Cabe resaltar que es responsabilidad del emprendedor verificar que su proyecto cumpla con los requisitos del fondo antes de agendar una reunión con ellos, de lo contrario es muy probable que les quede claro que no investigaste nada y muy probablemente no serás su primera opción de inversión. Otro factor importante durante la reunión será tu pitch, tu primera oportunidad de impresionar a un inversionista y captar su interés para que él quiera conocer más de tu proyecto
Mentores
Hay actores menos reconocidos. Aquellos personajes que sin ser un rol formal constituyen una pieza clave dentro del desempeño de los emprendedores y que tal vez sin su existencia los emprendedores no resistirían en el arduo camino que han de recorrer cada día: “los mentores”.
Recientemente, Richard Branson, fundador y presidente de Virgin Mobile dijo: “No importa qué tan inteligente seas o qué tan brillante o disruptivo sea tu concepto de negocios, todo emprendedor necesita de un buen mentor. De hecho, la diferencia entre un emprendedor que parece ser competente y uno que ya está disfrutando del éxito viene de la mentoría”.
Aunque el impacto positivo de la mentoría en las empresas ha sido probado, menos de la mitad de los emprendedores buscan a un mentor. Las causas pueden ser diversas: una cultura en la que dar a conocer los problemas o retos puede dar una imagen de fracaso; la desconfianza de exponer nuestras ideas por temor a que puedan ser plagiadas, o simplemente el desconocimiento de este recurso y los efectos que trae consigo.
Sin embargo, existen más razones de peso para confiar en la mentoría que razones para no hacerlo. En México, la tasa de mortalidad de las micro, pequeñas y medianas empresas es considerablemente alta y se eleva casi al 80% durante el primer año.
La riqueza del ecosistema emprendedor reside en la influencia de cada uno de los componentes y su capacidad de conectarse entre sí para intercambiar los recursos que poseen; y por recursos entiéndase desde capital humano, relacional, intelectual o bien, económico. El resultado de eliminar esfuerzos aislados reflejará la teoría de que 1 + 1 puede llegar a ser 3, o más.
Así como en la naturaleza el ser humano es testigo de la diversidad de hábitats, cada uno con su propio contexto, de forma similar el ecosistema emprendedor en México es único e irrepetible. Intentar crear una copia de modelos ya existentes en países desarrollados sería un intento irracional que privaría la evolución propia –y natural- de nuestro país. Claro está que es posible aprender de mejores prácticas y réplicas sanas sin olvidar en el camino el principio básico hacia el que país debe avanzar: idear, diseñar, patentar y producir en México. Aplica tanto o más para el ecosistema que los emprendedores, ya que al final del día, envuelve a todas las partes interesadas en hacer que las cosas sucedan.
Sobre las autoras: Tatiana Pérez Petrone es Country Manager de México en MicroMentor; Nomara Parra, es Gerente de Incubadora en Angel Ventures y Alejandra Barroeta es Senior Consultant en PwC México.