Montaña rusa de emociones: vendí mi empresa y .. ¿ahora?

Este es un post invitado de Carla Gagliardi.


 

Érase una vez un emprendimiento al que le puse corazón, cuerpo y muchas horas de mi vida, que me llevó desde no tener un sueldo propio por largo tiempo, a volverse rentable, tanto que otros lo miraron y admiraron y así fue que solté lo que yo llamo mi primera creación y, aunque la venta de la empresa supone un final feliz: flujo de caja + tiempo, también trajo muchas preguntas sobre lo que quería en adelante.

La búsqueda de la felicidad del emprendedor

Debo decirles que me declaro emprendedora por elección, por lo que caer en la tentación de volver al mundo corporativo no era una opción. Sabía que era lo que no quería -eso era fácil- el camino sinuoso fue encontrar un modelo de negocios que no sólo me hiciera feliz sino que fuera rentable. Al final del día la ecuación debe ser positiva.

Para eso traté de aprender de los errores del pasado, rodearme de gente con trayectoria, capacitarme, vivir otras experiencias y sobre todo escuchar mi voz emprendedora interior. La emoción de volver a empezar me invadió y volví a crear…

El poder de la reinvención

Si algo aprendí como emprendedora es que el poder del conocimiento y el trabajo está en mí, que no todos los proyectos van a ser exitosos y  rentables, que muchas veces voy a perder pero también aprender, pero que lo más importante es sentir que no hay proyecto en el que crea y no pueda llevar adelante.

Ese es el poder del emprendedor: avanzar, aprender, perseverar cuando otros abandonan el camino y comenzar a entender que la experiencia debe tener saldo positivo.

De lanzarse y aprender

Como para terminar de leernos, me tomo el atrevimiento de compartirles un par de experiencias relacionadas con empezar de nuevo o simplemente empezar:

– Caminá acompañado ¡Buscá un socio!: yo no he dado con uno que trabaje conmigo codo a codo pero hago terapia con mi socio inversionista. No solo nos juntamos a ver balances sino que también uso los encuentros para que me preste un oído y me aconseje sobre lo que yo creo es mi odisea de todos los días.

– Aprendé de números ¡Se bueno leyendo balances!: al final del día presto servicios de comunicación y aunque las finanzas no eran lo mío, hoy se las leyes fiscales de todos los países en los que opero. No solo sirve para leer balances, sino para hacer propuestas ajustadas y no pagar nosotros los errores de facturación con trabajos que terminan siendo poco rentables.

– Amá lo que hacés: parece súper trillado pero no podía dejar de decirlo, lo que elijas te llevará muchas horas, las cuales serán restadas a tus amigos, tu familia y tu pareja. Es una elección de vida y ese camino te tiene que hacer feliz.

¡Ojo! Todos tenemos esos días en los que queremos desconectar la computadora, apagar el celular y sentirnos miserables, agotados y estresados, pero te garantizo que si amás lo que hacés entonces serán más los momentos de emoción por un cliente nuevo, una felicitación, un buen resultado o un reconocimiento que recibas.

– Rodeate de emprendedores: sentite acompañado por personas que hablan tu mismo idioma, comparten experiencias similares, pueden enseñarte mucho y sobre todo acompañarte. Participá de encuentros, competencias, tejé redes que te sostengan y te hagan crecer. Al final de cuentas, todo estamos aprendiendo a ser emprendedores constantemente.

Gracias por leerme y compartir @carlagagliardi

 

Carla Gagliardi , posee un Master en Dirección de Marketing Digital y Comunicación empresarial en Internet, de Esden Business School, España, es Licenciada en Relaciones Públicas e Institucionales de UADE, Argentina y se ha especializado en marketing y publicidad en otras instituciones. Ha desarrollado sus últimos 6 años de carrera como Directora en Cautiva, la agencia que fundó en Colombia y que actualmente desde Argentina presta servicios para clientes en la región. Complementa su actividad profesional, brindando capacitaciones a empresas y emprendedores y en Universidades.