Por qué no hay más mujeres empresarias exitosas

Este en post invitado de Susana García Robles, Oficial Principal de Inversiones de etapa temprana del FOMIN y Madrina del Dia de la mujer emprendedora de Latinoamérica y el Caribe


 

En esta semana en que en todas partes del mundo se celebra el Día Internacional de la Mujer me gustaría hacer unas reflexiones, fruto del trabajo que he venido haciendo desde hace muchos años en temas de liderazgo de la mujer.

Las mujeres tenemos un papel relevante en la sociedad como contribuyentes a ella en varios frentes: desde la perspectiva familiar, todas somos hijas y nietas; y muchas, hermanas, primas, y madres. Desde el prisma de los negocios, a la mujer le corresponde el mismo papel que al hombre en la economía: no somos más ni menos que ellos, sino pares en nuestra responsabilidad de construir la sociedad desde estos dos ángulos mencionados.

Iguales aunque diferentes. Aportamos algo único, como el hombre también, cuando nos sentamos en las mesas de negociación y cuando analizamos o comenzamos negocios. Nuestra visión puede incorporar dimensiones que los hombres no incorporan, y viceversa.

La actitud –tan pasada de moda por ser muy negativa y con pésimos resultados- de mirar al mundo como un  “ellos versus ellas” tiene que ser desterrada en todas partes del planeta.

Aun así, se habla mucho de igualdad, y se ha logrado mucho en este acceso de la mujer al campo de los negocios. Pero falta mucho por hacer. Las barreras existen y no se pueden ignorar. Para dar un ejemplo popular y reciente, hace poco una estrella en Hollywood se subió al podio y en su discurso se quejó  que las actrices reciben salarios más bajos que los actores, en roles de relevancia similar.

Algunas barreras son más fáciles de ver que otras.  Los obstáculos que las mujeres enfrentan son evidentes cuando se comparan distintas culturas y partes del mundo – leyes por las cuales las mujeres no pueden conducir o ser propietarias, regulaciones que no las dejan participar o ser miembros de determinadas entidades – mientras que otras son más sutiles.

No existen reglas que prevengan a las mujeres en Latinoamérica  para comenzar su propio negocio.  Tenemos casos de mujeres empresarias de renombre, como es Adriana Cisneros del Grupo Cisneros, o Maria Inés Caruso de Rossi&Caruso, una empresa establecida hace dos siglos en la Argentina y que continua siendo emblemática en  productos de cuero de alta calidad. Tenemos emprendedoras que han llegado a hacer de su startup una compañía de gran alcance, como Inés Bertón con Tealosophy o Sonia Hess con Dudalina. Entonces, ¿porque no hay más mujeres empresarias exitosas?

Las razones no son fáciles de argumentar mediante una sola respuesta.  En varios países en Latinoamérica, las mujeres que buscan comenzar su propia empresa deben ante todo superar obstáculos culturales muy arraigados, como el estigma de que el rol de la mujer se encuentra exclusivamente  en la casa y el perjuicio de que las mujeres no pueden negociar o jugar duro.

En otros países más sofisticados de la región, las mujeres pueden enfrentar una desventaja debido a que el ambiente de negocios no está preparado para aceptar la manera en  que las mujeres hacen negocios.

Los ejemplos abundan. Tomemos golf por ejemplo. Para la elite del ámbito de los negocios, el golf ha servido tradicionalmente como el deporte favorito para entretenimiento, un lugar para relajarse.  Pero tanto para los capitanes de la industria como para los ambiciosos, no existe una distinción clara entre negocios y placer.  Fusiones, adquisiciones y take-overs se cierran entre el hoyo uno y nueve. Estas interacciones si bien “relacionales” son en última instancia también “transaccionales”. Cuando las mujeres juegan golf… bueno, juegan al golf.  La interacción permanece al nivel relacional.  Si las mujeres están viendo a sus hijos jugar, lo más probable es que estén hablando con otras mujeres que pueden tener profesiones interesantes, pero no están utilizando esos encuentros para hacer negocios. Las mujeres tienden a ser más “compartamentales”: los negocios son los negocios y el resto es el resto: disfrutar de amigos, practicar un deporte, etc. ¡Hay que aprender a no perder oportunidades!

Los estereotipos abundan.  Hay una noción prevalente de que por naturaleza las mujeres son más adversas al riesgo – una noción que encuentro patentemente absurda.

Los pequeños negocios son una escalera, un acelerador, una manera de destacarse y hacer dinero fuera del típico ambiente corporativo. La innovación se realiza a través de la puesta en marcha de startups. Si no apoyamos a las emprendedoras ¿Cómo puede el motor económico ser efectivo si se excluye a la mitad de la población para que participe en él?

Quiero cerrar con una reflexión personal.

En mis viajes por Jamaica, Republica Dominicana, Paraguay, Argentina, Uruguay, Colombia, Chile, México, por nombrar unos pocos países, me encuentro con mujeres con ideas brillantes, una pasión incuestionable por crecer esas ideas en negocios, y con las mismas herramientas –el mundo de hoy está totalmente conectado por Internet y las redes sociales—que sus pares en Silicon Valley.

Entonces, ¿qué les falta para que los inversores se interesen en sus negocios? Visibilidad. Son muchedumbre si contamos a todas las mujeres de América Latina y el Caribe, pero pocas están en las noticias. No es fácil para ellas llegar a los inversores, ni a los inversores, conocer de su existencia. A la mujer de América Latina y el Caribe nos falta que se nos conozca y celebre.

Este es mi desafío para las mujeres emprendedoras: Durante la semana del  8 de Marzo, escribamos sobre nuestras ideas y nuestras startups, mencionemos lo que vemos que está pasando en la región… Inundemos con nuestra presencia los medios tradicionales y las redes sociales. ¡Logremos llegar a tener miles de firmas apoyando el Manifiesto del Día de la Mujer Emprendedora de América Latina y el Caribe!

Y este es mi deseo: Que cada año que pase, tengamos que hablar menos de la mujer como un tema, porque la diversidad este siendo una realidad en el mundo laboral. Yo intento cada día hacer algo para avanzar en este tema. ¿Y tú?

 


 

Biografía de la autora: Susana García Robles es Oficial Principal de inversiones a cargo del Grupo de Financiación en Etapas Tempranas del FOMIN. Es cofundadora de Wexchange, una plataforma de encuentro y pitch competition para mujeres emprendedoras de Latino América y el Caribe. Desde 1999, Susana ha creado y dirigido los programas de inversión en fondos de capital semilla  y emprendedor del MIF / FOMIN en América Latina y el Caribe, así como su estrategia de emprendimiento. Susana García Robles participa en más de 20 juntas directivas y comités de capital  semilla y fondos de capital emprendedor. Es invitada frecuentemente a ser oradora en eventos de la industria del emprendimiento  y temas de  mujeres. Es miembro de: Grupo de Trabajo Estados Unidos y Brasil/VC organizado por el Departamento de Comercio de los EEUU y la Fundación Kauffman, desde el año 2006; co-fundadora de la Asociación Argentina de VC/PE (ARCAP) y la Asociación Colombiana de VC/PEVC (ColCapital); miembro del Consejo de Dirección de  la Asociación de VC / PE de América Latina (LAVCA);  miembro del Consejo Asesor de la Asociación Brasileña de VC/PE (ABVCAP) y de la Asociación Colombiana de VC/PEVC (ColCapital); y miembro del Consejo Global de Inversores de Impacto /GIIN.  Antes de 1999, Susana dirigió programas  y capacitaciones de liderazgo para jóvenes y mujeres. Tiene una Maestría en Política Económica Internacional de la Universidad de Columbia, Estados Unidos y una maestría en Filosofía y Educación de la Universidad Católica Argentina.